lunes, 29 de diciembre de 2008

Feliz y Pico







El Pico y yo, mi travesía mas allá de las nubes.




Nunca dudé. Tenía ganas de irme de camping desde hace mucho tiempo. Cuando mami me dijo que Margot (la Guinea Mayor) estaba armando un viaje pal Pico, muy decidida le dije: YO VOY.




Pero, sinceramente, ¿Quién iba a pensar que esa “montañita” aguardaría tantas historias?



Amo a mi familia, a pesar de:


El bendito frio que pasé
Los ronquidos de José
Los pleitos entre Shara y yo
Los hoyos de mis tenis
La brisa quema-mejillas
El Doble machete del Aicaide
Los espaguetis Rrrojos del sábado
El humazo de la fogata
El agua fría de la ducha (bueno... solo el primer día)
La sequía del Lilis
Los mulos que patinaban
El chuflai de cabeza que hice en loma del arrepentimiento
La botella de alcohol que me tiro Laura para desinfectarme
Los boches de Margot para ir a desayunar
Las cotorras en la noche
El Lodo forma-botas
Las compradas de Rosa Deivi (de todos en realidad)
La mafia de tío Carmelo
El vértigo en la cabeza de Duarte
El baile taíno en Agüita Fría
El “Te” de la fogata
Mis tenis enterrados en los Tablones
El botox de mis labios
El doble “gerárajir” que Josefina le dio a Claudia
El colchón desinflado en el que dormí
Las paradas para “fotos” que hacíamos cuesta arriba
El show de la hora de comida para poder comer 2 panes
El reggae y la bachata camino al Lilís
El palo lleno de pupú que te pegaba Carmelo
Mis gritos desesperados por agua caliente al llegar
La inyección en la nalga que me tuvieron que poner

Pero la verdad es que, por más que una se queje y patalee, este viaje ha sido para mí enriquecedor en muchos sentidos. Y el hecho de poder tomar tres días de mi vida para darme cuenta de lo mucho que tengo en mis manos me ha hecho crecer y onerme roca. Poder valorar las cosas más sencillas y que tengo al alcance fácilmente, tales como: los hot dogs, al agua tibia, el calorcito de hogar, mi cama, pero más que nada a mi familia, la que siempre aguardará pacientemente mi regreso, aun esté sucia hasta los dientes, con un nido en la cabeza, con las manos hinchadas, la pierna rota, las uñas verdes, los ojos rojos, cojeando, y sin nada para ofrecerles en las manos. Esperando que les cuente mis historias y con eso ser gozar para ser felices.

Entonces, Rossel, cuando pienses que el frio que estas sintiendo es demasiado para ser verdad, confórtate recordando la sensación glacial del domingo aquel en el que la brisa parecía fuego y tus dedos se sentían menos que las hebras de tus cabellos.

Recuerda que una vez en Compartición no hubo manera de echarse para atrás, sino más bien, echarle ganas para llegar hasta la meta, chin a chin, sin desesperarse. Nunca olvides la regla #1: El Fogonero nunca anda solo. Por más duro que parezca el trayecto, siempre y cuando busque personas con las mismas ganas de mirar hacia arriba que tú y con el mismo positivismo, verás que al final, la estatua de Duarte estará allí, esperando que lleguen uno por uno los Fogoneros, y rían y lloren hasta más no poder, sabiendo que su meta ya se ha cumplido.

Gracias a este viaje, el regreso a México no será tan pesado. Ahora recuerdo lo que me había olvidado por mucho tiempo mientras estuve lejos:

Rossel, disfruta cada paso.


Really?

"Winning OnlyTakes Place when we are not afraid to change"