lunes, 22 de diciembre de 2008

La Gentillezza Paga





Hoy aprendí una lección para la vida: Nunca niegues un favor.

Estaba yo, con un caloraso, asueñada, y un poco quillada de estar haciendo una fila que se movía con más calma que yo al despertarme. La DGTT (Dirección General de Transporte Terrestre) se combinó ese día para que hubiese más personas de lo normal sacando su licencia de conducir. La verdad es que toda espera tiene su recompensa. Mientras yo me entretenía mirando el cabello canoso del señor que me antecedía en la fila, escuché la conversación entre la empleada del lugar y una señora mayor: “... El señor reprobó el examen práctico pero no fue porque no se lo sabía, el problema es que el lo que habla es italiano" entonces, la uniformada le responde muy sarcásticamente: " Ha, y yo si no sé hablar ná de italiano". Fue cuando se oye a lo lejos, una voz. Un poco tímida y negada fluyen de mi boca las palabras mágicas: "Yo hablo italiano".

Lo último que recuerdo desde ahí fue la conversación que sostuve con el Sr. Umani, ex-policía italiano cuya panza nada le envidia a Santi Cló. Muy italiano él, me pregunta que si yo también lo era. Yo, con una sonrisa en el rostro, de éstas que se ponen cuando se obtiene un premio, le digo: "io sono Dominicanissima!". Trato de hacerle entender que mi acento lo obtuve en una escuela de italiano a la que asistí durante un tiempo, pero aún no sé si habrá comprendido bien. "Io sono du Nord... ma adesso siamo a Bayaíbe (una de las mejores playas de mi país)", no sé en qué momento de la conversación la Sra. Umani me ofrece visitarla a su casa, lo cierto es que me encariñé mucho con ambos. Siendo honestos, Quién no? con ese encantador acento italiano, y esa dulzura que saciaba la risa de ambos.

"Pueden pasar los dos". Mi país puede que tenga muchos defectos, pero la amabilidad y la entrega son cualidades que nunca se nos podrán arrebatar. De pronto, en un Zas!, estoy sentada en una cabina, tomando el examen teórico con el Sr. Umani. ¡Aprobado! obviamente. El reía, yo aún más. Deseaba fervientemente poder salir de aquel sitio. Me esperaba Michel para tomar el examen práctico, sin embargo, con todo y mi prisa, conseguí despedirme de aquellos dos italianos que me hicieron el día con su chercha. ¿Quién iba a decir que ese día de calor extremo, con el simple hecho de hacerle un favorcito a este desconocido, habría de ganarme RD$1,500.00? ¿Esta es mi historia, pero tú qué esperas para usar los conocimientos en beneficio de la humanidad? créeme cuando te digo:

La Gentillezza Paga

Really?

"Winning OnlyTakes Place when we are not afraid to change"